CELIA MULERO GARCÍA

Desde niña, esta vallisoletana ha convivido con telas, alfileres, retales, maniquíes, tijeras y dedales. El sonido de las máquinas de coser fue parte de la banda sonora de su infancia y las prendas de su tía eran sus disfraces. El pasillo, su pasarela. Que su abuela y su tía fueran modistas ayudó a que su pasión por el mundo de la confección y la moda fuese abriéndose un hueco en ella. Y vaya si se abrió.

Celia Mulero García tiene 27 años y estudió Diseño de Moda en la Escuela de Diseño ESI. Siempre se ha querido dedicar al diseño de moda pero hubo una temporada que decía que no “por llevar la contraria”. “Quería hacer estilismo o trabajar en una marca”, reconoce. Y lo hizo como estilista en Madrid, pero la vida de la gran ciudad no le convencía.

Cuando terminó la carrera sintió que se había equivocado de formación pero pronto se dio cuenta de que con la base que tenía en casa le sería mucho más fácil empezar. Y así fue. Se sentó en el taller bajo las órdenes de su abuela y su tía y comenzó a cogerle el gustillo a la confección a medida.

La Ribera del Duero, en concreto Pesquera de Duero, también le toca el corazón y gracias a convivir muy de cerca con el mundo del vino por su relación con Bodegas Servilio descubrió los beneficios de la uva para teñir telas. “Me di cuenta de que cuando te manchas la ropa de vino no se quita del todo”, explica. Llegó a la conclusión de que el mosto y las lías (lo que sobra del proceso de fermentación de la uva) eran lo que mejor teñía los tejidos. Y en esa dirección va a continuar, explorando entre uvas y telas.

Los reconocimientos a su trabajo y dedicación han empezado a llegar con el tercer puesto en los Premios Nacionales de la Moda 2024. Actualmente trabaja con su abuela y su tía en el taller familiar. Hacen vestidos de novia y madrina; están especializadas en bodas. “Aprendo mucho de ellas y me he dado cuenta de esto es lo que quiero hacer”, reconoce.

Pero Celia sueña alto y su objetivo es crear su propia marca y ser un referente a nivel nacional. “Me gustaría salir a trabajar fuera y poderme ir a Nueva York, por ejemplo, una semana a trabajar”, remata con una tímida sonrisa.